La Agricultura Natural (A.N.) como base del proceso de naturalización



Como ya sabemos, la Agricultura Natural es la base de una Vida Natural Consciente. Es la base, primero, porque no existe vida natural sin un alimento que pueda ser cultivado de forma natural; y segundo, porque no es posible concebir una Vida Natural, que sea también Consciente, sin la A.N., ya que ésta, no es solo respetuosa con el medio ambiente, sino que asegura la convivencia armónica humano-Naturaleza, a la vez que evoluciona en Consciencia.

Está claro que somos lo que somos debido al “descubrimiento” de la agricultura, con lo que, desde un punto de vista histórico, la agricultura, en general, es también la base de la vida consciente que tenemos concebida. Si añadimos natural y consciente a la agricultura, se lo estamos añadiendo, por tanto, a la misma vida.

Debido a que la agricultura es esta base, un conocimiento de este tipo, debería naturalizarse de tal manera, que conjugara con la misma experiencia práctica. Por ello, este libro está enfocado en la práctica, aunque comulgando, al mismo tiempo, con esa forma de conocimiento sensible que incluye también lo pensante; de ahí que podríamos hablar también, por ejemplo, de Agronomía Natural.

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Tenemos también que romper algunos esquemas del pasado, preconcebidas desde milenios, que han provocado el proceso de artificialización y que nos aturrullan el propio entendimiento y práctica de la A.N. A lo largo de este trabajo, y con lo avanzado ya en los libros anteriores, vamos a ir desgranando y desmontando esas ideas que nos estorban.

La agricultura, desde sus inicios y en sus aspectos generales, ha significado un símbolo de desarrollo de las ciudades y, con ello, de crecimiento artificial. El gradiente de esta concebida “evolución”, ha estado siempre apoyada por el crecimiento de circunstancias que eran propiamente humanas, sin tener en cuenta lo que pasaba en la Naturaleza; y eso, ha significado una sobreexplotación de Ella para mantener la vida urbana, en una relación de sometimiento y esclavitud, que es exactamente lo que vivimos hoy. Y lo que es aún peor, tiende a crecer hasta límites tan delicados, que la humanidad comienza a vivir sometida a su propio designio artificialista, haciéndose esclava también a sí misma. Un hecho, también, altamente autodestructivo.

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Evocamos ese consejo de Magón, escritor cartaginés, que puso al comienzo de su obra, hace más de dos mil doscientos años (entre el s. IV y el siglo II a.C.):
Si un hombre va a establecerse en el campo, debería comenzar por vender su casa en la ciudad


Extracto Libro de Agricultura Natural de próxima publicación.